DÍA 10 Ama tu cuerpo, sana tu dolor







La lección de hoy es sobre el dolor, es decir,
de dónde surge, lo que te está queriendo decir
y lo que puedes aprender de él



Muchas personas viven con dolor o enfermedades diariamente. Puede que se trate de una pequeña parte de su vida o que ocupe la mayor parte de ésta. Hoy vas a usar el trabajo del espejo para abrir una nueva puerta a amar tu cuerpo y a sanar tu dolor.

Nadie quiere sentir dolor, pero si lo sientes, ¿Qué puedes aprender de ello? ¿De dónde surge ese dolor? ¿Qué está intentando decirte? Puesto que el dolor puede ser una manifestación de un mal-estar físico o mental, es evidente que el cuerpo y la mente son susceptibles a él.

Hace poco fui testigo de un maravilloso ejemplo de esto mientras observaba a dos niñas pequeñas que jugaban en un parque. La primera niña levantó la mano para pegar de mentira a la otra en el brazo. Antes de ponerle la mano encima, la otra niña exclamó: «¡Ay!» La primera niña miró a su amiga y le preguntó: «¿Por qué te has quejado si todavía no te he tocado?» «Bueno, porque sabía que iba a doler», respondió la otra.

El cuerpo, como todo lo demás en esta vida, es un reflejo de nuestros pensamientos y creencias internos. Siempre nos está hablando, por si nos molestamos en escucharle. Yo creo que somos nosotros los que nos creamos todos los dolores y enfermedades de nuestro cuerpo. Todas las células de nuestro cuerpo responden a todos y cada uno de nuestros pensamientos y a las palabras que pronunciamos.

El cuerpo siempre aspira a lograr la salud óptima, no importa lo que hagamos. No obstante, si lo maltratamos con comida y pensamientos insanos, contribuimos a nuestro malestar.

El dolor puede manifestarse de muchas formas: como un achaque, un arañazo, un golpe en un dedo del pie, un morado, una congestión, un trastorno del sueño, con una sensación de estómago revuelto y una enfermedad. Está intentando decirnos algo. El dolor es la forma que tiene el cuerpo de ondear una bandera roja para llamar nuestra atención, un último intento desesperado de decirnos que algo no va bien en nuestra vida. ¿Qué hacemos cuando nos duele algo? Generalmente vamos corriendo al botiquín o a la farmacia y nos tomamos una pastilla. Cuando hacemos esto, le estamos diciendo a nuestro cuerpo: «¡Cállate! No quiero escucharte». Nuestro cuerpo se callará durante un rato, pero volverá a susurrarnos, aunque esta vez con más fuerza. Imagínate qué sucedería si le dijeras algo importante a un amigo, pero no te escuchará. Se lo volverías a decir y, probablemente, más alto. Si aún así siguiera sin prestarte atención, lo más probable es que te pusieras nervioso y perdieras el control. O que te sintieras rechazado y pensarás que no te aman, y puede que te encerraras en ti mismo.

A veces las personas quieren estar enfermas. En nuestra sociedad hemos convertido el dolor y la enfermedad en una forma legítima de evitar las responsabilidades o las situaciones desagradables. Si no aprendemos a decir no, tendremos que inventar algún mal-estar que pueda decir no por nosotros. No obstante, llegará un momento en que tendrás que prestar atención a lo que está sucediendo. Escucha a tu cuerpo, porque en realidad lo que él quiere es estar sano y necesita tu colaboración.

Considera cada uno de tus dolores como un maestro que te está diciendo que tienes una idea falsa en tu conciencia. Alguna de tus creencias, algo que has dicho, hecho o pensado no es lo que más te conviene. Siempre me imagino a mi cuerpo tirando de mí y diciéndome: «¡Por favor, presta atención!» Cuando descubres el patrón mental que se esconde detrás del dolor o de la enfermedad, tienes la oportunidad de cambiarlo a través de tu trabajo del espejo y frenar el mal-estar.

¿Estás dispuesto a prestarle atención a tu cuerpo y a liberarte de la necesidad que ha contribuido a tu dolor? Si es así, empieza tu trabajo del espejo y aprende a amar tu cuerpo y a curar tu dolor.

Afirma: Amo mi cuerpo. Le devuelvo la salud óptima a mi cuerpo dándole lo que necesita en todos los aspectos.

Ejercicio del trabajo del espejo para el día 10

1. Elige el dolor o la enfermedad sobre el que te gustaría trabajar hoy. Por ejemplo, la acidez de estómago.

2. Ponte de pie o siéntate delante del espejo.

3. Mírate fijamente a los ojos y formúlate estas preguntas: ¿De dónde viene esta acidez de estómago? ¿Qué está intentando decirme? ¿He comido algo que no era sano? ¿Tengo miedo de algo? ¿Algo me indica que tengo problemas para hacer la digestión? ¿Hay alguna situación importante que estoy evitando afrontar? ¿Qué o a quién no puedo soportar?

4. Independientemente del dolor o mal-estar que estés padeciendo, puedes repetir estas afirmaciones: Respiro libre y profundamente. Escucho los mensajes de mi cuerpo. Alimento mi cuerpo con comida saludable y nutritiva. Descanso cuando mi cuerpo lo necesita. Amo este extraordinario cuerpo. Estoy a salvo. Confío en el proceso de la vida. No tengo miedo. Sigue repitiendo estas afirmaciones.

5. Ahora repite algunas afirmaciones específicas para el área que te está doliendo. (Puedes informarte sobre los patrones mentales para el dolor y enfermedades concretas, junto con sus correspondientes afirmaciones, en mi libro Sana tu cuerpo.) Si tienes problemas de estómago, por ejemplo, di: Quiero a mi estómago. Te quiero mucho, estómago sano. Te nutro con alimentos saludables y tú los digieres con alegría. Te doy permiso para que estés bien.

6. Repite estas afirmaciones dos o tres veces más.

EL PODER ESTÁ DENTRO DE TI

Tu ejercicio del diario para el día 10

1. Cuando sientas dolor o malestar, dedica un tiempo a tranquilizarte. Confía en que tu Poder Superior te indicará qué es lo que tienes que cambiar en tu vida para liberarte de este dolor.

2. Visualiza un entorno natural perfecto con tus flores favoritas creciendo en abundancia a tu alrededor. Siente y huele el dulce aire cálido que te da suavemente en la cara. Concéntrate en relajar todos los músculos de tu cuerpo.

3. Hazte estas preguntas: ¿Cómo estoy contribuyendo a este problema? ¿Qué es lo que tengo que saber? ¿Qué áreas de mi vida he de cambiar? Reflexiona sobre estas preguntas y deja que surjan las respuestas. Escríbelas en tu diario.

4. Elige una de las respuestas que has recibido en el paso 3 y escribe un plan de acción que puedas poner en práctica hoy.

Haz los cambios de uno en uno. Como dijo el filósofo chino Lao-Tsé: «El viaje de las mil millas comienza con el primer paso». Un pasito unido a otro puede suponer un cambio significativo en tu vida. El dolor puede que no desaparezca de la noche a la mañana, aunque puede que sí. Ha necesitado tiempo para salir a la superficie; por consiguiente, puede que también necesite tiempo para reconocer que ya no es necesario. Sé amable contigo mismo.

Tu pensamiento del corazón para el día 10:

Escucho atentamente los mensajes de mi cuerpo

El cuerpo, como todo en esta vida, es un reflejo de tus pensamientos y creencias interiores. Cada célula responde a cada uno de tus pensamientos y palabras.

En este mundo de cambio, elige ser flexible en todas las áreas. Ábrete al cambio y a cambiar tus creencias para mejorar tu calidad de vida y tu entorno. Tu cuerpo te ama a pesar de cómo lo trates. Tu cuerpo se comunica contigo y ahora escuchas sus mensajes. Estás preparado para recibir el mensaje.

Presta atención y haz las enmiendas necesarias. Ama tu cuerpo y dale lo que necesita en todos los niveles para devolverle la salud óptima. Recurre a esa fuerza interior que está esperándote para cuando la necesites.

Tu meditación para el día 10:
Afirmaciones positivas para la salud




Aquí tienes algunas afirmaciones positivas para favorecer tu salud y tu curación. Repítelas con frecuencia:

Me gustan los alimentos que más le convienen a mi cuerpo.

Amo cada célula de mi cuerpo.

Elijo cosas sanas.

Me respeto a mí mismo.

Espero tener una vejez saludable porque ahora cuido con esmero mi cuerpo.

Siempre descubro nuevas formas de mejorar mi salud.

Devuelvo a mi cuerpo su salud óptima dándole lo que necesita en todos los niveles.

La curación es posible.

Aparto a mi mente y permito mi inteligencia corporal haga su trabajo de sanación espontáneamente.

Tengo un ángel de la guarda especial. En todo momento estoy bajo su guía y su protección divinas.

Tengo derecho a la salud perfecta y la reclamo ahora.

Doy gracias por tener un cuerpo sano.

Amo la vida.

Soy la única persona que puede controlar mis hábitos alimentarios.

Siempre puedo resistirme a algo si decido hacerlo.

El agua es mi bebida favorita. Bebo mucha agua para limpiar mi cuerpo y mi mente.

Llenar mi mente de pensamientos agradables es la vía más rápida para alcanzar la salud.




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